¿La rentrée? por Manuel Palazón

Terminado agosto, el mes de vacaciones por antonomasia, sobreviene  la vuelta a la rutina: al trabajo (aquellos que lo tienen), a la escuela (profes y alumnos), al ocio de los jubilados (a veces no hay tal ocio, pues están más ocupados que antes)… Después de pasar casi cuatro semanas desconectado del mundo, sin televisión ni periódicos, me enfrento al primer telediario. ¿Y qué me encuentro? Que si el beso de Rubiales, que si Nuñez Feijóo ha dicho, que si el cambio climático o el problema lingüístico en la Comunidad Valenciana… Y no podemos eludirlo: somos ciudadanos y, queramos o queramos, somos políticos, vivimos en la polis, y nos debemos preocupar por todo lo que nos afecta directa e indirectamente. La rutina: la vuelta a los gimnasios, la dieta, y sobre todo los pasos. ¡Qué obsesión con los pasos! Jubilados, adolescentes y niños, todos están pendientes del reloj, que a veces no coincide con el móvil, para ver si han hecho los pasos reglamentarios del día; y si no lo han conseguido, ¡qué sufrimiento! Antiguamente comías, bebías, te movías… Ahora, todo está regulado por un reloj. Antes, vivíamos sin prejuicios; ahora, nos angustiamos a la mínima. Y esto va a peor porque, con el Facebook, el internet y otros medios tecnológicos, leemos artículos y más artículos, algunos de ellos contradictorios, sobre la mejor forma de vivir: que cuidado con el colesterol, que si los huevos, que si hay que comer menos carne, que tal doctor ha dicho, que si un experto opina… ¡Vamos a vivir! Eso sí: cuidado con el excesivo consumo de agua, atención a la contaminación. Pero, sobre todo, a portarse bien en conciencia con los demás y con uno mismo. Hale, que dentro de nada, estamos en otoño.

Manuel Palazón