Los vecinos de Altea eligen el nombre de su nueva playa

El Bol y El Sardinal serán los dos nombres entre los que elegir la denominación que tendrá la nueva playa del Frente Litoral de Altea.

Este proceso comenzará hoy y finalizará el jueves, un proceso que se llevará a cabo a través de la web https://alteaparticipa.es/ y ya el viernes se dará a conocer el topónimo elegido.

Estos dos nombres han sido escogidos por razones históricas y culturales con la participación de historiadores de la localidad.

Con esta iniciativa se busca la recuperación de topónimos tradicionales y una implicación de la ciudadanía en los asuntos municipales”, ha explicado la concejala de Participación Ciudadana, María Antonia Laviós.

El Bol

El Bol es un topónimo usado, desde el siglo XVIII para referirse a esta zona costera, un termino que cayó en desuso y “parece que caerá del todo en el olvido”, ha comentado la concejal de Cultura, Aurora Serrat. 

La documentación de la creación del Convento de Franciscanos en 1728 sitúa la construcción del edificio en la partida del Bol. Más documentación de la época y posterior hablan de la partida del Bol para ubicar propiedades regadas por el riego Mayor hasta la playa.

En la toponimia asociada al riego Mayor todavía se conserva el Bol, en la actual calle Sèquia, para designar un tapón que desviaba las aguas de la acequia madre para regar las tierras fértiles de la zona, entre ellas el huerto del Convento.

El término bol, designa en la playa o lugar costero donde se extienden las redes para pescar y en la acción de calar la red para pescar.

El topónimo se encuentra en otras localidades costeras con tradición marinera, lugares que han preservado la memoria de los nombres de lugar.

El Sardinal

Por otro lado, el Sardinal es una modalidad de pesca con redes especiales para capturar sardinas. Es un arte de pesca muy antigua y la más utilizada antes de la aparición de las embarcaciones de motor.

La pesca del sardinal era la principal en los pueblos de la Marina y en Altea estuvo presente hasta la década de los años 70 del siglo XX.

Una actividad que se hacía cerca de la costa a la salida y a la puesta del sol, sobre todo entre los meses de febrero a abril.

Las embarcaciones del sardinal, faluchos y laúdes, se colocaban en la playa de Altea aprovechando la pendiente suave en la zona de la calle de Sant Pere y el actual paseo marítimo.

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